domingo, 13 de mayo de 2007

Una nota muy linda de la America's Cup a Santiago Lange

Santiago Lange (Buenos Aires, 22/09/1961) es un arquitecto naval que ha navegado y dominado todo cuanto barco se le ha puesto por delante. Ha representado a su país en cuatro Juegos Olímpicos, logrando la medalla de bronce de Tornado en Atenas 2003. Triple Campeón del Mundo de Snipe, Campeón del Mundo de Tornado e incorregible apasionado de la competición, esta es su primera edición en America’s Cup.
¿Qué supone para usted participar en America’s Cup?
"Sin lugar a dudas un gran sueño. Por factores familiares y la regla de nacionalidad no pude estar involucrado antes.Poder participar de un evento tan importante en nuestro deporte es algo muy bonito y una gran experiencia para mí. Tenía ganas de hacerlo. Es muy interesante como deportista y como arquitecto naval".
¿Qué le sorprende a una persona cuando llega por primera vez a un equipo de America’s Cup?
"Es muy fascinante la cantidad de personas de diferentes culturas y conocimientos. Es impresionante cómo te encuentras con diseñadores de velas, diseñadores de mástiles, ingenieros, regatistas natos, meteorólogos… Tratar de hacer que todos tiren del carro para el mismo lado, a mí personalmente es lo que más me apasiona de la America’s Cup".

¿Qué aporta un regatista olímpico a un equipo de America’s Cup?
"Para mí es lo bonito de nuestro deporte, que más allá de la tecnología que hay en America’s Cup, hace falta tener gente que sienta el barco y que sepa leer el viento. Hemos visto en estos dos Round Robins que los barcos van muy igualados en velocidad y que las regatas están siendo ganadas o perdidas por los regatistas más que por una mala vela o un mal barco, y es muy importante saber aguantar la presión. La competencia olímpica te da eso, es muy pareja, con mucha presión, y aquí tengo la sensación que siento en los Juegos Olímpicos, que hay que rendir hoy porque mañana se acaban y hay que esperar cuatro años para volver. Que pase eso es muy bueno para la Copa. Yo intento aportar esa tranquilidad y esa experiencia al equipo".

¿Le ha resultado difícil adaptarse de una tripulación de 2 a una de 17?
"Navegué mucho en barcos grandes, sobre todo en España y en Italia, y estoy acostumbrado. Trato de hacer todas las ramas de nuestro deporte porque me interesa todo, me apasiona todo. Creo que es muy lindo navegar de a dos, con un colega, pero también lo es formar parte de un equipo de 17, pero hay que recordar que es tan importante la labor de esos 17 como de los 120 que están detrás nuestra. En Victory hemos pasado por años duros y siempre hemos tratado de forzar la máquina para hacer que esto funcione. Todo el equipo de tierra, la velería, el equipo de diseño, han hecho un gran esfuerzo para que hoy Victory Challenge esté entre los grandes y no entre los pequeños".

¿Es cierto que su hijo colabora con el equipo?
"Acaba de terminar el colegio, llegó aquí con 18 años y quería estudiar en España o fuera de Argentina. Es otro de los grandes agradecimientos que tengo hacia Victory Challenge, porque me dio la oportunidad de que Yago trabaje conmigo y para mí ha sido una excelente experiencia, muy enriquecedora en nuestra relación de padre a hijo. Trabajar juntos, que conozca a mis amigos, que conozca mi trabajo y yo pueda compartirlo con él, y eso es algo impagable. Antes no compartía mi pasión por la vela, pero ahora eso está cambiando y está muy entusiasmado con esta experiencia. Pero es su vida y su futuro, así que decidirá él".

¿Considera que navegar en America’s Cup es más cuestión de números que de sensaciones?
"Si hay algo que sacaría a la America’s Cup son las boyas meteorológicas. Me gustaría que estuviera más abierto para que se note un buen regatista; si por ejemplo Luna Rossa tiene un Torben Grael, que lo pueda hacer valer. Por otro lado, entiendo que es parte de la competición. Esto es tecnología y el que sabe sacar rendimiento a esa tecnología para ayudar a sus navegantes, tiene ventaja. Ese es el juego. Pero no quita que me apasione estar una línea de salida de una clase olímpica y tener que ser tú, por tu olfato, quien decide si vas a derecha o a izquierda".

Desde su experiencia de ingeniero naval, ¿cómo ve el diseño en America’s Cup?
"La America’s Cup es un juego tecnológico. Si no tienes un buen barco, una buena vela y un buen mástil, es difícil. Pero se está demostrando que la fórmula ganadora es el paquete completo. No creo el diseño sea quien gana las regatas, sino todo el equipo, aunque sin lugar a dudas una pieza importantísima de ese engranaje sean los diseñadores. Sin ellos sería muy difícil. Se necesitan ambas cosas, que todos trabajen juntos, haya una excelente comunicación y todos se respeten. En cuanto a la fórmula, me da pena que tantos millones de euros se inviertan en que un barco ande a 10,1 nudos en vez de a 10. Entiendo que es parte del juego y del Match Race. Prefiero hacer funcionar bien lo que me dan que ponerme a pensar en lo que hay que cambiar. Eso creo que es responsabilidad de otros".

¿Cuál es exactamente su labor dentro del equipo?
"Mi labor es coordinar la parte de rendimiento dentro de la tripulación, y soy el enlace entre los diseñadores y el equipo de regatas. Me encargo de que toda la información entre ambos esté coordinada y llegue de la mejor manera posible. A bordo, a parte de mi puesto de carro de mayor, trato de ayudar a Magnus y a los trimmers en los modos en que navegamos el barco. Cuando hay poco viento subo al mástil para ayudar a Stefan y a Mattias en la lectura del viento. La estructura de trabajo en nuestro barco es un poco diferente a los otros".

¿Qué ha aprendido durante estos años en America’s Cup?
"Un montón de cosas. Realmente es una experiencia muy bonita. Lo interesante de la America’s Cup es que tienes la posibilidad de trabajar con gente muy experta en puntos específicos. Más allá de eso, es una experiencia para formar parte de un equipo, hacer amigos y disfrutar de mi trabajo, que me fascina y es mi manera de vivir".

¿Ve un futuro con un equipo argentino en la America’s Cup?
"Lo veo sinceramente muy difícil, aunque no desde el punto de vista de capacidad, porque en Argentina hay muy buenos tripulantes y diseñadores. El mayor problema es que haya el apasionado que tenga el suficiente dinero para comenzar el proyecto. Todos sabemos la situación económica de Argentina… Pero bueno, ojalá que pase, porque es muy bonito representar a tu país".

¿Qué clase le gusta más de todas en las que ha navegado?
"Cada una formó parte de una etapa. Tuve la suerte de navegar en un montón de categorías y cada una tiene un sabor que en su momento fue el mejor. Hoy me encanta el Tornado, el tipo de barco, el tipo de regata, el balance entre la parte de desarrollo y la regata pura. Pero también me gusta la America’s Cup, y ojalá tenga la ocasión de hacer una Vuelta al Mundo. Es un deporte que realmente me apasiona. Lo importante es disfrutar cada barco. Mi cultura es tener que ganar al otro y saber leer el viento. Te puede gustar un poquito más un barco u otro, pero una vez que les coges el juego, todos tienen lo suyo. Navegar lento y que las regatas sean más tácticas y más igualadas es tan divertido como navegar rápido y que las decisiones, como en un catamarán, sean más negro o blanco y haya menos táctica y más estrategia… Cada barco y cada estilo de regata tienen algo".

¿Cuál es su mejor recuerdo?
"Sin lugar a dudas la medalla de los Juegos Olímpicos, un Mundial o los resultados del Campeonato de Europa de Tornado son logros importantes para mí. Pero más allá de los resultados numéricos, miro para atrás todo lo que me dio el deporte: Excelentes experiencias, aprendizajes, amigos y un montón de tiempo para disfrutar de lo que hago más allá de haber ganado o perdido".

Javier Sobrino.

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